Cuando la edad no es una barrera
Sobre el amor han escrito muchos, poetas, filósofos, cantantes y cualquiera que lo haya saboreado o padecido, en todo caso, Zygmunt Bauman nos explica que “en todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever, de prevenir o conjurar, de apresurar o detener. Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor”
Platón por su parte no hablaba de tener un amor inalcanzable, sino en amar las formas o ideas eternas, inteligibles, y perfectas., podemos seguir buscando conceptos de amor y en ningún lado conseguiremos que como condicionante para que dos personas se amen tienen que ser coetáneos.